Elegir carrera es como un viaje, una aventura. Terminamos el colegio y, si tenemos la buena fortuna de contar con los medios y recursos para seguir estudiando, antes o después, debemos enfrentar esa pregunta que a algunos, puede hacernos temblar por dentro: ¿Qué vas a estudiar?
La pregunta, ciertamente, puede resultar muy compleja y desafiante para algunos, que sentimos que no tenemos idea de por dónde empezar…. Y claro, todo lo que sentimos, es un nudo horrible que se pasea entre el estómago y la garganta, y nos recuerda que aunque no sabemos qué queremos, sabemos que no queremos equivocarnos…
Sí, claro, visto así quizás carece de lógica… Pero la verdad va un poco, por ahí… No sabemos qué queremos, no sabemos por dónde empezar, pero estamos seguros de querer acertar…. a la primera! Puestos en ese escenario, la presión es demasiado intensa y es poco probable que tomemos una decisión autónoma. Cuando tenemos tanto temor de equivocarnos, corremos algunos riesgos importantes:
Podemos, por ejemplo, dejar que otros decidan por nosotros. Era tan fácil cuando éramos pequeños! Qué tentación de dejar que quienes elijan qué vamos a estudiar, sean nuestros papás, nuestros amigos, el psicólogo, o algún test. ¿Esto significa que no vale pedir ayuda? NOOOOOO!!!!! Significa que los otros pueden ayudarte y darte su opinión. ¿Significa que los tests no sirven? MENOS!!!! Los test son de gran ayuda, porque te permiten conocer, de manera organizada, lo que tú sabes de ti, de tus intereses, de tus gustos y preferencias. Así, pueden aparecer opciones que quizás no habías notado, o puedes a confirmar algo que pensabas.
Como fuere, la decisión final es siempre TUYA. La responsabilidad sobre tu futuro, no es delegable: recae sobre ti. Tú decides si te armas de valor, respiras y tomas las riendas de tu vida. Recuerda, la valentía no está vinculada a no sentir miedo, sino a sobreponerte a él y a no dejar que decida por ti. Si te equivocas, la vida no se acaba. Quien diga que nunca se ha equivocado en su vida, miente. No es posible aprender sin errores, sin ensayos y sin asumir riesgos.
Como a veces olvidamos esto, nos angustiamos tanto que podemos optar por desconectarnos del tema y nos rehusamos a buscar información. Estamos tan asustados, que simplemente, evitamos la situación. No queremos saber del tema, no queremos pensar en el tema, no queremos oír del tema. Si con esto consiguiéramos resolver la tarea, perfecto…. Pero no es el caso… Si no sé por dónde empezar, me toca hacer lo que se hace frente a cualquier decisión que requiera tomar: debo empezar a buscar información. No debo resolver hoy o mañana, pero puedo empezar a explorar. En la medida que el tema me resulte menos ajeno, la angustia puede hacerse más manejable.
Para no equivocarnos, deberíamos ser plantas: no hacer nada, no asumir riesgos. La única manera de aprender a tomar decisiones complejas, es tomando decisiones complejas. En los siguientes artículos, te daremos herramientas para ayudarte a decidir. Entre tanto, puedes revisar toda la información que te ofrecemos en relación a la oferta y condiciones de las universidades, y acceder a los tests psicológicos que te ofrecemos. Conócelos aquí.
—
Por: Sigrid Buitrón – Psicóloga Clínica.